Claves para implantar las metodologías
ágiles con éxito
Implantar las
metodologías ágiles (Scrum, Kanban) o alguna de sus variedades) es un reto al
que se enfrentan organizaciones, oficinas de proyectos y gestores de todo tipo.
Las ventajas de este tipo de metodologías son muy evidentes para una gran
cantidad de proyectos, pero implantar estas metodologías no es una tarea
sencilla. Existen miedos, rechazos, barreras que han complicado implantar esta
forma de trabajar en las organizaciones. A continuación se recogen algunas
claves para implantar una metodología ágil con éxito.
Empieza con el proyecto adecuado:
Realmente es
posible aplicar las metodologías ágiles a prácticamente cualquier tipo de
proyecto, pero lo cierto es que para una implantación exitosa de este tipo de
metodologías es importante seleccionar los primeros proyectos en los que se
aplican a fin de obtener los máximos beneficios en el menor tiempo posible.
Intentar aplicar
modelos ágiles a proyectos claramente predictivos o clásicos no suele dar buen
resultado, ya que la sensación de pérdida de control es muy alta y los equipos
(y la dirección) tienden a volver a las metodologías ya conocidas. Por el
contrario, proyectos experimentales, con un alcance poco definido o muy
cambiante, con equipos multidisciplinarios y donde es necesario dar resultados
con rapidez, son una excelente oportunidad para aplicar las metodologías
ágiles.
Ten claro el papel del equipo:
Hay una inversión
muy significativa del papel del equipo entre los proyectos clásicos o
predictivos y los proyectos ágiles. La figura clave ya es la de Jefe de
Proyecto como figura que controla todos los elementos del proyecto, ahora el
equipo tiene un papel mucho más relevante y la figura del jefe de proyecto pasa
a ser un facilitador de la metodología. Es importante tener claro el papel del
equipo para tener una correcta implantación.
Un proyecto ágil
requiere de un equipo multidisciplinar, auto-organizado y auto-gestionado, lo
cual es un reto de confianza para muchas organizaciones que tienden a pensar en
modelos dirigidos y controlados. Entender y crear este tipo de equipos es muy importante.
SI se consigue que todo el equipo tenga unas relaciones entre iguales y una
meta compartida, tendremos una gran parte del éxito garantizado.
La estimación del esfuerzo sigue siendo
clave:
En la implantación
de las metodologías ágiles uno de los problemas más habituales es considerar
que ya no es necesario realizar estimaciones. Aunque ya no sea necesario
realizar una estimación de todo el proyecto y nos podamos centrar en las tareas
del próximo sprint o las que tienen mayor prioridad en el product backlog, es
importante que estimemos de forma realista los esfuerzos de las tareas y estas
sean razonablemente equivalentes o, al menos, sea evidente las diferencias de
tamaño entre ellas.
Si concluido un
sprint no se ha concluido una tarea o en un Kanban aparece continuamente una
tarea como “en proceso”, es muy probable que nos hayamos equivocado en la
estimación y debemos corregirlo, descomponer la tarea en otras más manejables
y, en muchas ocasiones, revisar nuestros compromisos. Lo que vamos a conseguir
con la gestión ágil es que la estimación se centre en los trabajos que mayor
valor aportan o los que tenemos que abordar con mayor celeridad, pero la
estimación sigue siendo importante.
Conoce y controla las restricciones:
Las metodologías
ágiles tienen restricciones y deben ser tenidas en cuentas. Hay un alcance,
plazo, un coste y una calidad que cumplir. Es cierto que se puede producir una
inversión de prioridades y que el alcance sea más negociable, pero las
restricciones de plazo, coste y calidad siguen ahí y deben ser gestionadas.
Estas metodologías
establece que las tareas no deben superar un esfuerzo determinado, definen un
Work In Progress (WIP) máximo que somos capaces de gestionar o establecen una
caja de tiempo en modo de sprint. Las restricciones deben ser mantenidas de
forma muy estricta y no deben cambiarse a la ligera, ya que son una parte muy
importante de su modelo. Si vamos cambiando, ajustando y aceptando todo tipo de
cambios, estamos perdiendo el control.
Gestiona la tensión:
Aunque parezca una
cierta contradicción, las metodologías ágiles se parece más a una carrera de
fondo que a un sprint. Hay organizaciones que plantean estas metodologías como
una forma de ir más deprisa, de sacar más trabajo en menos tiempo, aprovechando
que los equipos están más involucrados. Esto es cierto, pero si queremos que la
implantación de estas metodologías perdure en el tiempo debemos gestionar la
tensión de los equipos.
Disponer de un
equipo motivado, orientado a resultados, autogestionado y eficiente es posible
con las metodologías ágiles. Para que estás características perduren en el
tiempo, hay que conseguir que el equipo también perciba una mejora en la
productividad y no sólo un mayor esfuerzo y trabajo de forma continuada.
Métricas: “la potencia sin control no sirve
de nada”:
Estas metodologías
tienen una gran potencia, son capaces de que equipos bien motivados obtengan
resultados impresionantes en plazos realmente pequeños. Pero toda esta potencia
no está reñida con el control. Las metodologías ágiles nos animan a medir,
analizar y mejorar de forma continua.
Las métricas son
el camino hacia una gestión explicita de proyectos, basada en datos, no en
intuiciones, opiniones o urgencias puntuales. La velocidad, el flujo, el
cumplimiento de los compromisos son todas ellas métricas clave que debemos
recoger y analizar para optimizar nuestros procesos y mejorar a nuestros
equipos.
Calidad, calidad y… calidad:
La calidad es el
negocio de todos los días. Aumentar la velocidad de entrega, gestionar las
estimaciones de forma incremental o tener un equipo autogestionado no conllevan
dejar de lado la calidad. En las metodologías ágiles es muy importante entregar
productos rápido, pero también entregar productos que funcionen, que hagan lo
que tienen que hacer de forma eficiente.
Por ello es
importante no dejar la calidad para el final e incorporar desde el principio
elementos de validación, revisión y medición de la calidad de todos los
artefactos, entregables y productos que generemos durante el proyecto.
Sigue la metodología con rigor:
En las
metodologías ágiles hay muy pocas reglas, normas o productos. Es importante
seguir la metodología con precisión, sobre todo al inicio. Es mejor no cambiar
nada (o casi nada) antes de tener experiencia. Si algo le resulta extraño,
tenga un poco de paciencia y dele una oportunidad.
Scrum establece
una serie de roles, reuniones y fases que es importante conservar, experimentar
y mantener para que esta metodología realmente funcione como esperamos. Es
posible ir de menos a más en estas metodologías, pero siga sus indicaciones con
precisión hasta que tenga soltura en su uso.
Realiza revisiones y ajusta la metodología:
En cuanto tengamos
un avance significativo en el uso de las metodologías ágiles podemos
plantearnos realizar ajustes sobre las mismas. Es importante hacer revisiones o
retrospectivas que le permitan ver que funciona y que no dentro de su
organización y hacer los cambios que sean necesarios para ajustar la
metodología a su cultura, estilo y necesidades, pero siempre después de haber
probado con los modelos estándar.
Las metodologías
ágiles son flexibles, muy flexibles y por ello es posible adaptarlas a
prácticamente cualquier tipo de proyecto, a cualquier tipo de organización y al
cualquier tipo de equipo. Con un poco de experiencia es posible identificar
cuáles son los posibles desajustes y realizar cambios, adaptaciones o añadidos
a estas metodologías para conseguir que se ajusten perfectamente a nuestras
necesidades y circunstancias.
Extrema la visibilidad:
Una de las claves
más importantes en el éxito de las metodologías ágiles es la visibilidad. En
algunas organizaciones esta implantación se hace “a escondidas”, sin apenas
visibilidad, casi como si diera vergüenza aplicar este tipo de herramientas. Es
importante que este tipo de implantación tenga visibilidad, sea abierta y
pública, para que toda la organización pueda ver qué se está haciendo, cómo se
está haciendo y que se ha conseguido con su utilización.
No utilice Kanban
privados o los oculte cuando aparece el cliente o patrocinador del proyecto.
Sea valiente y muestre, explique y aproveche las ventajas de la máxima
visibilidad. No hay mejor aliado que un cliente o patrocinador del proyecto
involucrado en la gestión y las metodologías ágiles permiten maximizar la
visibilidad y obtener una mayor participación de todos los interesados. La
metodología ágil no es una excepción o una extravagancia de un equipo aislado,
es algo que se puede aplicar en toda la organización.
Gestiona las expectativas:
Muchos equipos y
organizaciones que se inician en este camino creen que todos sus problemas se
solucionarán por arte de magia, que el cliente ya no cambiará de opinión, que
los productos ya no tendrán defectos, que ya nunca pasará nada “desagradable”
en el proyecto. Las metodologías ágiles se adaptan muy bien a entornos cambiantes
y estresantes, pero no solucionan todos los problemas. Gestionar las
expectativas de los equipos, de los clientes, de la dirección es importante
para tener éxito en la implantación.
Es posible que las
primeras veces la metodología no sea perfecta, que los equipos se sientan
incomodos con alguno de los aspectos de la metodología, que el proyecto tenga
algunos problemas. Es algo completamente normal. Rápidamente comprobará que se
progresa, que los avances son muy significativos y que los resultados son muy
buenos.
Selecciona las herramientas adecuadas:
Utilizar una
herramienta de apoyo en el uso de las metodologías ágiles facilita la
implantación de las mismas en las organizaciones. Tener un soporte centralizado
para compartir la información, para medir los avances y mantener el control del
proyecto es muy importante. Gracias a la herramienta adecuada los equipos van a
poder trabajar de forma autónoma a la vez que la organización puede mantener el
control sobre el progreso, los gastos e ingresos del proyecto, los esfuerzos,
etc.
No se deje engañar
por las herramientas gratuitas, pero completamente desconectadas del resto de
su organización. Las metodologías ágiles no son un proceso anecdótico,
excepcional que llevan a cabo equipos con herramientas muy poco profesionales
con herramientas poco profesionales, es una decisión importante de la
organización para adaptarse y mejorar. Estamos ante una revolución en la
gestión de proyectos que nos pueden permitir -con las herramientas adecuadas-
mejorar nuestro rendimiento, entregar productos de alto valor con gran rapidez
y obtener grandes éxitos.
Fuente de
información: https://bit.ly/2YRb7iz
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